DANZA ORIENTAL E INDIA... EN ESTADO PURO

SALAAM junto a Riad Café ofrece un espectáculo ejemplar de danza oriental y de la India, a cargo de las bailarinas Aisha y Leyla Zurah.

Te esperamos el sábado 12 de Julio a partir de las 22:00 horas...



INAUGURACION OFICIAL DEL ESPACIO POLIVALENTE

Sumérgete en el encanto de Riad Café-Tetería, un lugar tranquilo al más puro estilo árabe, en pleno centro de la capital madrileña.
Su exquisita decoración, su variada carta de tés, su atención personalizada o sus actividades culturales, lo convierten en un espacio de visita obligada.
Détaje encantar por Riad Café-Tetería, apta para todos los públicos.
Disfruta del ambiente oriental que se presenta en el acto de inauguración de las actividades culturales de Riad Café-Tetería.


Sábado 10 de Mayo a partir de las 23 horas.


LOS DIALOGOS INTERRELIGIOSOS


REDACCIÓN Y FOTOGRAFIA:


M. Laure Rodríguez Quiroga

Directora de Torre de Babel







Bismillah ir-Rahman ir-Rahim



Texto extraído de publicación Islam en Línea (http://www.islamenlinea.com/)



¿Para qué sirve un diálogo interreligioso?


Podrían caber múltiples respuestas, pero cada vez tengo más claro que las sociedades en las que vivimos, están presentes personas con creencias y prácticas bien distintas, no solamente en lo que se refiere musulmanes y cristianos.

Existe una gran diversidad de religiones en las sociedades occidentales presentes, en parte, por la aportación beneficiosa que suponen las migraciones. Creo firmemente en los diálogos entre las personas, llámense interreligiosos, llámense interculturales, de civilizaciones, interpersonales... la clave es la comunicación, conocerse mutuamente, saber qué se quiere y lo más importante, definir una sociedad diversa, en la que cada uno de los individuos que componen la ciudadanía sean capaces de encontrar su espacio en libertad.

En definitiva, un dialogo con la pluralidad de religiones, nos han de llevar a reconocer una diversidad religiosa, para aprender a convivir y a trabajar en muchos campos comunes. De esta forma, si se realiza correctamente, se facilitaría la erradicación de la discriminación, el fanatismo e incluso los conflictos entre personas de diferente religión que amenazan la paz.

El diálogo interreligioso, es una manera de acercamiento de personas creyentes, quienes tratan desde el convencimiento de sus propias creencias, de enriquecerse con los valores existentes en otras religiones, y de estimularse en una colaboración conjunta sobre temas que afectan a toda la humanidad.

No cabe duda que en Europa, y en especial en el Estado español, a pesar de la tendencia hacia el laicismo, existe un dominio supremo del cristinianismo y catolicismo, reflejo evidente de la mayor parte de las festividades tradiciones populares.

Absurdo es, evitar mencionar que no se se habla en pie de igualdad, porque hoy por hoy, la población musulmana, como las personas que profesan otras religiones estamos en minoría. Aun así, tampoco está de más reflejar que es cada vez menor el número de personas creyentes en la existencia de una Deidad y la vertiginosa pérdida de adeptos que está viviendo la Iglesia Católica en esta sociedad.

Ahora bien, cuando se habla de diálogos interreligiosos, debamos suponer que los principales promotores de estas iniciativas suelen ser personas o bien de la Iglesia Católica, o bien pertenecientes a alguna otra religión, quedando de esta manera los agnósticos y laicos fuera de estos discursos.

También, se debería de suponer que en consecuencia y dado que la premisa de un diálogo entre personas es hacerlo en pie de igualdad y respeto a todas las creencias y puntos de vista, en ocasiones, se observa que ésto no es así. Incluso para aquellas personas que promueven el diálogo como forma de entendimiento, portan consigo una serie de prejuicios y estereotipos sobre el Islam, que obviamente dificultan la consecución de la equivalencia.

En ocasiones, el diálogo promovido desde personas y entidades de ámbito local, se basan en los conflictos surgidos en los propios barrios entre personas inmigrantes (mayoritariamente magrebí) y autóctonos.

De esta manera, se les otorga a estos individuos inmigrados la potestad y el dominio intelectual de la religión, cuando en muchos casos no es así. Es decir, hasta hace bien poco, un importante porcentaje de las personas procedentes del Magreb se caracterizaban por el analfabetismo y/o el desconocimiento de su propia religión.

Esto podría provocar una desigualdad intelectual tal, que facilitaría la imposición de la ortodoxia de la ideología cristiano-europea, respaldada por la oficialidad del poder y de los medios de comunicación, provocando una asimilación o anulación de las voluntades de otras creencias religiosas y espirituales.

El materialismo y consumismo, presente en todos los países del mundo, son el mal mayor por el que las personas dejan escapar valores y principios básicos contenidos en las religiones. Básicamente desde el principio de la humanidad, las personas han creído firmemente en la existencia de Deidades a través de las cuales se construían las bases morales de la sociedad. A medida, que éstas han ido perdiendo la creencia en esa Deidad en los últimos cien años, se han ido sustituyendo por otra serie de valores alternativos. Esto no significa que las personas no creyentes carezcan de valores y principios, ya que existen grandes luchas sociales en contra del consumismo e insolidaridad social, promovidas por ellos/as.

De la misma forma, el hecho de ser creyente, no es sinónimo de aportar grandes dotes de justicia social y antimaterialismo. Pondré un ejemplo concreto, de mis experiencias vividas durante los meses de Ramadan en Marruecos, periodo tomado por muchas personas como una forma de vivir por encima de sus posibilidades, “tirando la casa por la ventana” a fin de no faltar nada sobre la mesa (esto rompería con el significado original del Ramadan).

Ya para concluir, mencionaré algunos de los puntos, que desde mi percepción deberían de tenerse en cuenta para un óptimo diálogo interreligioso.


  • Hacerse en pie de igualdad, siendo consciente de que no siempre es así. Tratar de huir del paternalismo y del victimismo, luchando por defender la igualdad de las personas en todas sus facetas.

  • Ser consciente del etnocentrismo de uno mismo, tratando de eliminar los prejuicios y no denigrando la cultura ajena para ensalzar la propia.

  • Conocimiento de la propia religión, identificando en ella los “préstamos” debidos a otras creencias.

  • Conocimiento de la “otra” religión, más allá de la superficialidad. Conocer los mecanismos mentales y espirituales “del otro”.

  • Dominio de la Comunicación Verbal/No Verbal de un lenguaje común, utilizado como vehículo de comunicación, teniendo en cuenta que si participan personas inmigradas pueden no dominar ese lenguaje, dificultando la comunicación fluida y pudiendo provocar mal entendidos.



Este diálogo, en base de igualdad, permitirá un enriquecimiento de las sociedades multiculturales actuales, erradicando, la discriminación, el fanatismo e incluso los conflictos entre personas de diferente religión que puedan amenazar la paz.

LA HOMOSEXUALIDAD Y EL ISLAM


REDACCION:

M. Laure Rodríguez Quiroga
Directora de Torre de Babel

Bismillah ir-Rahman ir-Rahim

Con cierta resaca de la parafernalia navideña, cuando todavía hacemos estragos para procesar las grandes comilonas, surge un debate de difícil digestión, promovido por la Iglesia más rancia, en donde la familia, entendida como la unión exclusiva entre un hombre y una mujer, tiene su base principal.

El respeto a la libertad de expresión y pensamiento, amparada en diferentes legislaciones, no puede ni debe ser justificación para que, en pleno siglo XXI, se sigan sucediendo actitudes homófobas y por lo tanto, de violación de derechos humanos.

La homofobia en nombre de la religión es una constante, no solo en el cristianismo. También los budistas e hinduistas, han tomado discursos de clasificación de la homosexualidad como enfermedad o desviación, y por lo tanto inaceptable. Pero sin duda alguna el mundo islámico actual, se presenta como una de las religiones donde en mayor medida se atenta contra los derechos y libertades de personas homosexuales.

Human Rights Watch, señala que de los 83 países donde la homosexualidad está explícitamente condenada por la ley, 26 lo son en países donde el Islam es mayoritario, la práctica totalidad de los que componen la Liga Árabe. Las legislaciones y aplicaciones son diversas en función de cada país, castigándoles con años de prisión por conductas “antinaturales”, por prácticas equiparadas a la zoofilia o directamente se condena a pena de muerte por la práctica de la sodomía.

Pero ¿realmente el Islam prohíbe la homosexualidad? Diversos autores e investigaciones señalan y demuestran que esto no es así, aunque esta posición, en la actualidad, no es representativa del conjunto de musulmanes. Para la mayoría, la homosexualidad es un pecado, considerado como una equivocación en donde los seres humanos no son homosexuales de naturaleza, sino que uno se hace homosexual debido al ambiente en el que vive.

Queda demostrado, que la persecución de la homosexualidad en el conjunto de países denominados islámicos es reciente, herencia de la colonización europea, y por lo tanto con una fuerte carga de influencia occidental. Antes de la imposición colonial, la homosexualidad parecía estar abiertamente aceptada.

Abdennur Prado, pensador y poeta, afirma que “no hay fundamento alguno ni en el Qur'án ni en el ejemplo del profeta Muhammad para una condena de la homosexualidad, entendida como amor entre dos hombres”.

La reprensión que en la actualidad se vive a esta tendencia sexual se extrae de las aleyas contenidas en el Qur'án, en donde se relatan las transgresiones cometidas por la gente de Lot, que practicaban toda clase de perversiones sexuales. Por lo tanto, haciendo una lectura global de los textos, se podría mostrar que en ellos no se castiga la homosexualidad como tal, sino la promiscuidad indiscriminada, la violación y la ruptura con las leyes de la hospitalidad.

Esta interpretación equivocada ha permitido que no muchos, por ignorancia o con intencionada disposición, confundan estas prácticas con la homosexualidad. Los grandes sabios actuales, basándose en estas teorías han expandido esta ideología como metástasis, contaminando a la mayor parte de los creyentes en una posición de anti-natura de las prácticas homosexuales.

El sexo anal practicado en Sodoma y Gomorra, con hombres extranjeros y huéspedes , fue una muestra de dominio sobre ellos, sin mutuo consentimiento, abuso de un poder sexual que podría describirse como violación de varón contra varón.

Incluso, algunos pensadores musulmanes en el siglo XXI han llegado a sugerir que la homosexualidad es genéticamente heredada y que aquellos que tienen la predisposición a ser homosexuales son víctimas y no pecadores, y por lo tanto, bajo un tratamiento adecuado pueden tener cura.

¿Víctimas? ¿Enfermos? ¿Desviados?

En un intento de poner cara a estas clasificaciones, me vienen a la mente nombres concretos de amigas y amigos que han vivido su homosexualidad como hecho traumático, por el rechazo visceral que se emana de un número considerable de familiares y amistades.

Pienso en aquellas personas, que se sienten afortunadas de haber nacido en Europa, o de haber utilizado la inmigración como una forma de escape para vivenciar plenamente su libertad sexual. Por lo menos aquí, aunque seguirán siendo rechazados para su desgracia, no se les enviará a la cárcel, no se les asesinará…

Rachid, Abdel Haqq, Malen, Maryam… tantos nombres de personas que tienen que hacer frente a unas luchas internas y externas para demostrar que ser homosexual no contraviene a las leyes de Allah.

Y Allah sabe más


VIOLACIONES DE DERECHOS DE LAS MUJERES EN NOMBRE DEL ISLAM


REDACCION Y FOTOGRAFIA:

M. Laure Rodríguez Quiroga

Directora de Torre de Babel



Texto publicado en Islam en Línea (http://www.islamenlinea.com/)



Bismillah ir-Rahman ir-Rahim


No somos pocas las personas que tras leer la noticia de condena de 6 meses de cárcel y 200 latigazos de una joven de 19 años en Arabia Saudí, tras ser violada por 7 hombres, nos hemos tirado las manos a la cabeza como muestra de la barbaridad e ilógica de esta situación.

Desde las comunidades musulmanes, ha habido una reacción entremezclada. Por un lado, hay quienes condenamos taxativamente cualquier tipo de acción, que una vez más tiene por objeto a una mujer. Nada justifica esta acción, ni tan si quiera que esta joven estuviese a las 7 de la tarde/noche con un hombre que no era mahram (aquel hombre que lícitamente no podría mantener relaciones sexuales: padre, hermano y tío).

Por otro lado, un número importante de fieles se defienden de los continuos ataques occidentales, aludiendo a que son noticias provenientes de Kafiruns y que por lo tanto no tienen ninguna validez. De la misma manera, hay quienes son capaces incluso de afirmar que esta noticia no es real, y que estas cosas no pueden pasar.

No hay que negar que efectivamente, el Islam y los musulmanes/as somos objeto continuo de crítica, asimilándonos a la Edad Piedra (curiosamente, cuando en esa época, iban prácticamente sin ropa y cuando los musulmanes/as nos caracterizamos por lo contrario…).

Es cierto, que este tipo de noticias tienen su valor periodístico, porque vende el morbo que produce pensar en una situación similar: "si un perro muerde a un hombre no es noticia. Pero si un hombre muerde a un perro SÍ". Desgraciadamente, en los países árabes, donde supuestamente rige el Islam, hay demasiados hombres que muerden a un perro.

El caso de esta joven, violada por 7 hombres, no es una situación aislada. Para aquellas personas que hemos tenido la posibilidad de vivir y viajar por países árabes, hemos venido siendo testigos de situaciones similares, que no objetareis en considerarlas denunciables y repudiables, ya que distan profundamente del Islam.

Aquellos musulmanes/as que participamos activamente en diferentes foros, iniciamos la discusión no con el objetivo de seguir la corriente a la contravisión occidental, sino tal vez como una capacidad de autocrítica de lo que pasa dentro de los países árabes, supuestamente de religión islámica, y en definitiva, de un acontecimiento sucedido en la tierra de nuestro Profeta (SWS).

Que Occidente elige al Islam como flanco preferido para sus ataques es un hecho, por ello, nuestra obligación como musulmanes y musulmanas es hacerles ver que el Islam y el comportamiento de los musulmanes/as son dos cuestiones distintas, cuando no, contrapuestas (en algunas ocasiones, claro está).

Es cierto que a diario observamos en nuestros periódicos vascos noticias de mujeres asesinadas por sus parejas, de pedofilia, maltrato… pero esta realidad es extensa a todo el mundo, incluyendo a determinados musulmanes que no hacen sino contraponerse a la voluntad de Allah y dañar nuestra imagen como practicantes.

Así, no sé si es más denunciable la actitud de determinados occidentales en poner al Islam en el ojo de mira de los ataques, a través de las acciones de determinados musulmanes; o la impasibilidad y cobardía de algunos musulmanes/as en no tener capacidad de autocrítica y de darse cuenta de que dentro de los países que se supone gobierna el Islam se cometen violaciones sistemáticas de los derechos humanos, donde las mujeres, una vez más, somos el objetivo preferido para ese incumplimiento.

Es cierto, que todo lo que se susurra en contra del Islam y de los musulmanes es obra del Susurrador, y que tal vez no hubiese que entrar en los debates de los medios de comunicación, pero hay quienes pensamos que no podemos mostrarnos recelosos ante el desconocimiento e ignorancia de personas que quieren saber más y que están dispuestas a cambiar de actitud y de visión hacia el Islam. Nuestro deber está en explicar que el Islam no es lo que se cuenta desde determinados medios de comunicación, ni lo que se aplica en las Shari’as en determinados países contravienen directamente lo dictaminado por Allah 15 siglos atrás.

El Islam es una forma de vida, que nos marca el camino correcto a seguir donde se ha de luchar contra las injusticias, especialmente aquellas que son cometidas hacia las mujeres, sin embargo, la práctica es distinta, errónea y totalmente alejada de lo que en los inicios supuso un mensaje liberador para el género femenino.

Ahora todo parece apuntar que la condena de esta joven, radica no en la violación, sino en el hecho de estar a solas con un hombre que no era Mahram… como si en todos los contextos y en todas las situaciones en las que un hombre y una mujer permaneciesen a solas fuese necesario mantener relaciones sexuales. Quienes son capaces de pensar así, es que realmente tienen un serio problema y tal vez, su mente podrida sea incapaz de ver más allá de sus pensamientos incorrectos.

¿Acaso una mujer musulmana puede ser amonestada por estar a solas con un hombre? A lo largo de la historia del Islam ha habido mujeres que, en su faceta profesional o personal, han permanecido a solas con hombres, sin que por ello tenga que haber un pensamiento sexual o en definitiva llevar a cabo.

Citaré, para concluir un estracto del libro del “Poder de las mujeres en el Islam” (Aisha Bewley), que atestigua esto que acabo de comentar:

“Estuve toda una noche y todo un día hablando con Rabi’a sobre el Camino y la Verdad, y nunca se me pasó por la cabeza la idea de que yo era un hombre, ni a ella se le ocurrió que era una mujer; al final cuando la miré, me sentí conmovido espiritualmente y vi a Rabia verdaderamente sincera” (Al-Hassan al-Basri) ( Rabi’a al-Adawiyya fue la primera mujer que destacó en el Tasawwuf)

LOS DERECHOS HUMANOS ISLÁMICOS



REDACCION Y FOTOGRAFÍA:


M. Laure Rodríguez Quiroga
Directora de Torre de Babel
www.torredebabel.org



Extracto de la Conferencia Magistral impartida en el I Congreso Nacional de Políticas Públicas y Diversidad Cultural: Etnia y Género, promovido por el Instituto Michoacano de la Mujer (México).


Bismillah ir-Rahman ir-Rahim


El Islam no permite oprimir a nadie, cuando menos a las mujeres, la infancia, las personas mayores, o quienes padecen de alguna enfermedad.


Todo Estado Islámico, debe proclamar y respetar los Derechos Humanos que les han sido garantizados por Allah. Estos son:


1. La Seguridad de la vida y de los bienes

El Profeta declaró en el discurso que hizo durante la Peregrinación del Adiós: “Vuestras vidas y vuestros bienes son sagrados entre vosotros hasta que estéis en presencia de vuestro Señor el Día de la resurrección”. El Profeta declaró también, a propósito de los dhimmis (ciudadanos no musulmanes en un estado musulman: “Aquél que mate a uno de los dhimmis no podra ni oler los efluvios del Paraíso”.


2. La salvaguardia del honor

El Sagrado Corán estipula:
· ¡Creyentes! No os burléis unos de otros
· No os calumnieis los unos a los otros
· Ni os llaméis con sobrenombres ofensivos
· No os critiquéis los unos a los otros (49:11-12)



3. La inviolabilidad de la vida privada

El Sagrado Corán ordena:
· ¡No os espiéis!
· No entréis en una casa sin tener el consentimiento del dueño



4. Las libertades individuales

El Islam estipula que ningún ciudadano/a puede ser encarcelado/a hasta que su culpabilidad sea probada por un tribunal de justicia. Proceder al arresto de un hombre por una simple suposición y meterlo en la prisión sin haber seguido los procedimientos judiciales apropiados ni haberle dado la posibilidad de defenderse, no es admitido por el Islam.


5. El derecho de protestar contra la tiranía

A propósito del derecho de protestar contra la tiranía, el Corán dice:
A Allah no le gusta la calumnia en público, menos en el caso de que el que habla haya sido personalmente calumniado.

En el Islam, todo poder y toda autoridad pertenecen a Allah, que delega parte de sus poderes en la humanidad. Una persona dotada de tales poderes deber ser extremadamente respetuoso hacia su pueblo. Todo esto fue ratificado por el Califa Abu Bakr que declaró en su primer discurso: “Cooperad conmigo si obro con razón, pero corregidme cuando cometa un error, obedecedme siempre y cuando obedezca a los mandatos de Allah y de su Profeta, pero no me debéis obediencias cuando me aleje del camino”.


6. La libertad de expresión

El Islam reconoce el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión para toda la ciudadanía, siempre y cuando sea utilizada al servicio de la verdad y la virutd y no para difundir malicia y mal. El concepto islámico de la libertad de expresión es bastante superior al que prevalece en Occidente.

En efecto, el Islam no permitirá en ningún momento utilizar un lenguaje ofensivo o injurioso con el pretexto de la libertad de crítica.


7. La libertad de asociación

El Islam reconoce también el derecho de asociarse y formar partidos y organizaciones. Este derecho está contemplado dentro de las reglas de la jurisprudencia islámica.


8. La libertad de conciencia y convicción

El Islam proclama: “no debe existir coacción alguna en materia de fe”. Las sociedades totalitarias, por el contrario privan totalmente a los individuos de la libertad. En realidad, el elogio excesivo a la autoridad del Estado plantea la posibilidad de una cierta servidumbre, de una esclavitud de la humanidad. En el pasado, la esclavitud significaba el dominio total del humano sobre el humano, pero este tipo de esclavitud está ahora abolido legalmente, y en su lugar las sociedades totalitarias imponen una forma de dominio similar entre los individuos, mientras que en las sociedades materialistas presenciamos la práctica solapada de otras clases de esclavitud.


9. La protección de las libertades religiosas

Paralelamente a la libertad de conciencia, el Islam reconoce al individuo su derecho de ser respetado en sus convicciones religiosas y le garantiza que nada atentará contra ese derecho.


10. La protección contra el encarcelamiento arbitrario

El Islam reconoce también al individuo el derecho de no ser arrestado o encarcelado por el delito cometido por un tercero. El Sagrado Corán enunció claramente este principio. Nadie pagará por las faltas de otro.


11. El derecho a la satisfacción de las necesidades básicas

El Islam reconoce a las personas necesitadas el derecho de ser ayudadas y asistidas: “una parte de la riqueza individual debe ser distribuida entre los necesitados/as y desvalidos/as”


12. La igualdad ante la ley

El Islam afirma que la ciudadanía debe disfrutar de una igualdad completa y absoluta ante la ley.


13. Los dirigentes no están por encima de la ley

Una mujer perteneciente a una familia noble e influyente, fue arrestada por un robo. El asunto fue llevado ante el Profeta y algunos dignatarios le rogaron la conmutación de la pena. El Profeta respondió: “Las naciones que vivieron antes que vosotros fueron destruidas por Allah porque solían castigar al débil por un delito y dejaba libres a los nobles a pesar de sus crímenes. ¡Por Allah! Que tiene i vida en Sus manos, juro que hasta si Fátima, hija de Muhammad, cometiese este crimen, le habría hecho cortar la mano”.


14. El derecho de participar en los asuntos del Estado

El Sagrado Coran (42:38) describe el marco correcto para esta participación: … sus asuntos se resuelven por mutua consulta








RELACIONES DE GÉNERO EN EL ISLAM


REDACCION Y FOTOGRAFÍA:

M. Laure Rodríguez Quiroga

Directora de Torre de Babel

www.torredebabel.org



Bismillah ir-Rahman ir-Rahim


Se podría decir que el 91% de las informaciones que nos llegan del Islam lo hacen en una connotación negativa, en donde las mujeres son invisibles y los hombres son los opresores del género femenino.

Así, parece antagónico afirmar que el Islam proclama la Igualdad entre la Mujer y el Hombre. Obvia conclusión, viendo lo que ocurre en medio mundo, donde las personas, especialmente las féminas ven vulnerados sus derechos fundamentales.

Creo que es obligatorio mencionar antes de entrar en materia, al primer hombre musulmán, que destacó hace quince siglos por defender la igualdad de las mujeres y los hombres, y que ha sido definido desde algunas esferas como un feminista de la época. Me estoy refiriendo a Muhammad, el Profeta del Islam.

En demasiadas ocasiones, se acusa al Islam de ser el causante de las injusticias sociales, primordialmente las que afectan a las mujeres. En la mayoría de estos casos, nos estamos refiriendo a prácticas culturales que no son propias del Islam, sino de la zona o país en el que se desarrollan.

En todas las culturas, desde el primer momento del nacimiento de un nuevo ser, se estipulan una serie de roles, formas de actuar y comportarse, en función de su sexo, que marcan para siempre su posición en la sociedad.

Es así que se podría realizar la definición de género, como el conjunto de todas aquellas características y formas de comportamiento que la sociedad asigna a hombres y mujeres a partir de su sexo biológico.

No cabe duda, de que estamos hablando de un fenómeno universal en cuanto a que se desarrolla en todas las sociedades y en todas las culturas, aunque la forma en cómo se define y se lleva a cabo es distinta.

Por poner un ejemplo, diríamos que la identidad de género de una mujer cristiana a priori, será distinta que la de una mujer musulmana. De la misma manera, la identidad de género de una mujer musulmana vasca también será distinta de la de una mujer musulmana marroquí, puesto que se han socializado en 2 comunidades distintas, a pesar de tener una base religiosa común.

Es un hecho constatado, que el Islam, supuso la introducción de una nueva ideología que reflejaba considerables cambios en la sociedad árabe: en la desigualdad de la propiedad, en la esclavitud, el desarrollo de intercambios, pero especialmente en el concepto de igualdad entre hombres y mujeres. A ellas les reconoció unos derechos que hasta ese momento, ni existían ni se planteaban.

Desde la concepción islámica, el ser humano tiene un valor espiritual, por lo que no hay diferencias entre el hombre y la mujer. Cualesquiera que sean sus atributos humanos, todas las personas son iguales, formando una comunidad fraternal al servicio de quien les creó, Allah.

La civilización islámica se apoya en dos principios capitales. El primero es la creencia de una Deidad única, que es quien ha creado a todos los seres humanos, por lo tanto, éstos son iguales y tienen derechos y obligaciones similares. El segundo principio, constata que el ser humano proviene de un solo par, es decir, de un macho y una hembra, son hijos de los mismos padres, miembros de una misma familia y por lo tanto tienen derechos y deberes iguales.

Es importante destacar que tanto el hombre como la mujer tienen una identidad independiente, por lo que los alcances morales y espirituales dependen solamente de su propia iniciativa.

Tanto para la mujer como para el hombre, el éxito o fracaso depende de sus propias creencias y actitudes, de su conducta y comportamiento. Para potenciar el alcance total del camino correcto, el Islam provee un marco social, creando una atmósfera de moral saludable. Ambos tienen plena capacidad para comprar, adquirir, vender y heredar.

La complementariedad entre hombres y mujeres constituye un componente importante del orden social en el marco de la división del trabajo y las tareas según el sexo.

La primera aproximación que se realiza a la organización de una sociedad islámica, debe de tener como eje trasversal las diferencias sexuales entre hombres y mujeres. Según esta visión, las características biológicas y las funciones reproductivas van a definir de manera “natural” los roles y funciones que cumplen hombres y mujeres. Esto ha derivado en imágenes, asignaciones y valoraciones de lo que se considera “masculino” y lo “femenino”.

Desde esta lógica, la mujer, vinculada a la maternidad por su capacidad de engendrar hijos, cuidarlos y alimentarlos, ha asumido la responsabilidad del ámbito privado. El hombre, en cambio, asume la responsabilidad de proveer, por lo que se le relaciona al ámbito público.

En términos de valoraciones sociales, el trabajo en el ámbito público y el trabajo en el ámbito privado, tienen un prestigio similar.

También es importante destacar que desde la visión islámica, aun siendo la mujer responsable del ámbito privado, tiene el derecho de acceder al terreno público en igualdad de condiciones que un hombre. De la misma manera que un hombre puede y debe cooperar en el quehacer diario de la familia. Destaco, a modo de ejemplo una práctica habitual del Profeta Muhammad, quien se remendaba él mismo sus propias ropas.

En este caso, a la mujer se le concede un reconocimiento especial en cuanto a sus ingresos económicos, ya que ella no es la protectora económica de la familia, y por lo tanto, el dinero obtenido será de uso exclusivo para ella, pudiéndolo invertir en donde lo considere oportuno. A modo de explicación de este mandato, se podría asemejar este hecho a las actuales acciones positivas que se desarrollan desde la administración local en donde a la mujer se le facilita un pleno desarrollo psicosocial y una independencia económica.

Las mujeres musulmanas, especialmente en los inicios, han sido compañeras, con igualdad, de los hombres en todos los ámbitos. Aunque no puedo evitar mencionar la existencia de una gran polémica y discrepancia dentro de las propias sociedades en torno al papel de la mujer en determinadas esferas que se han considerado exclusivamente masculinas.

Por poner un ejemplo, citaré el tsunami moral que ha supuesto la reactivación del debate, gracias a la erudita Amina Wadud, al ocupar el puesto de Imam – dirigente de la oración- ante un grupo mixto el 18 de marzo de 2005. Es de señalar que la mayor parte de las comunidades islámicas, condenan este acto al considerarlo como algo exclusivo para hombres.

Amina Wabub, profesora de Estudios Islámicos en la Universidad de Virginia, afirma que: “No existe ni una aleya en el Corán ni un solo hadiz que prohíba a una mujer dirigir la oración ante hombres y mujeres o niegue su derecho a dar el jutba. Las condiciones requeridas para realizar el jutba son el conocimiento del Qur’án, de la Sunna y de las enseñanzas del islam, además de la condición interior de la persona (su imam o confianza en Dios). Nada de esto tiene que ver con el género”.

Resulta evidente que a través del Corán se pretende eliminar cualquier noción de inferioridad de la mujer con respecto al hombre. De hecho se pueden encontrar más párrafos en el Libro Sagrado que se refieren a las mujeres –como individuos, como miembros de la familia y como miembros de una comunidad- que al resto de temas sociales en su conjunto.

Los creyentes, hombres y mujeres, se protegen uno al otro. Ellos y ellas prescriben lo bueno y prohíben lo que es malo. Ellos y ellas observan la oración con regulidad, practican la caridad con reguliadad y obdencen a Allah y a su Mensajero. Sobre ellos y ellas Allah ha prometido a sus Creyentes, hombres y mujeres, jardines sobre los cuales fluyen ríos, para habitarlos, y hermosas mansiones dentro de los jardines con eterna bendición” (Corán 9:72)

Otro aspecto importante en el Islam, es el relacionado a la educación. El Coran insta a la búsqueda del conocimiento a todos los musulmanes sin considerar sus sexos y sin que exista ninguna restricción para ello.

A modo de ejemplo, citaré la sentencia extraída del estudioso Malikí Ibn Al-hajj:

“Si una mujer exige el derecho a tener una educación religiosa y lleva el caso a un juez, su petición estará justificada porque tiene derecho a que el marido la enseñe o a acudir a otra parte para adquirir esta instrucción. el juez tendrá que obligar al marido a cumplir esta exigencia, igual que lo haría con sus derechos no religiosos, ya que sus derechos religiosos son los más importantes”

De esta forma se extrae que la Educación más que un derecho, es concebido como un deber religioso, por lo tanto, de obligado cumplimiento.

En cuanto al tema del matrimonio islámico, éste supone una unión legal entre un hombre y una mujer, realizándose a través de un contrato. Para que puede desarrollarse, deben de cumplirse 5 condiciones: la afirmación, la aceptación, la dote, los testigos y el procurador.

Es la mujer la que marca las condiciones matrimoniales en el contrato. A modo de ejemplo, citaré a Shakira, nieta del Profeta Muhammad, quien estipuló en las condiciones del contrato, la no obligación de su marido a cubrirse con un hiyab.

Como conclusión, es lógico sentirse defraudado por la gran brecha existente entre la parte teórica del Islam, que como se ha visto proclama una igualdad de los géneros, y la práctica actual de gobiernos e individuos.

Somos muchas las personas, mujeres y hombres, quienes nos estamos sumando al fenómeno denominado “Yihad de género”, buscando recuperar los numerosos elementos igualitarios y liberadores del Islam. Es preciso deconstruir las interpretaciones misóginas que se realizan del Corán, para recuperar ese mensaje ideológico que hace 15 siglos garantizó un estatus social, económico y legal de pleno desarrollo de mujeres y hombres.

La base para ese cambio ideológico reside en la primera y más fidedigna fuente del propio Islam: el Sagrado Corán.

Muchas gracias.

Extracto de la Conferencia impartida en las Jornadas Interculturales de Eibar (Gipuzkoa). M. Laure Rodríguez Quiroga


LOS PILARES DEL ISLAM



REDACCION Y FOTOGRAFÍA:
M. Laure Rodríguez Quiroga
Directora de Torre de Babel
www.torredebabel.org






Bismillah ir-Rahman ir-Rahim


Islam, es una palabra árabe que significa "sumisión" y hace referencia a la completa sumisión de la persona a Allah.

El término musulmán deriva de la palabra Islam y designa a la persona que se somete a la voluntad de Allah.

Este sometimiento, manifestado en cada actividad humana diaria, tiene especial relevancia en cinco actos, considerados un nivel más alto de espiritualidad y que son compartidos por todas las personas musulmanas.

Éstos, constituyen los cinco pilares del Islam:


La declaración de fe (Shahadah)

Este pilar está basado en la "shahadah", la declaración de fe con la que una persona se convierte al Islam:

"No hay más Dios que Allah y Muhammad es su Profeta".

Para abrazar al Islam, sólo hay que recitar esta frase diciendo primero "Atestiguo”, ante dos miembros de esta religión. Desde un concepto islámico, todas las personas naceríamos musulmanas, aunque algunas, hayan sido educadas en otras convicciones y religiones, por lo tanto, sería erróneo utilizar el término conversión al Islam.

A diferencia de otras religiones, en el Islam se establece una comunicación directa entre la persona y Allah, por lo que no existen intermediadores. Ningún ser humano puede interponerse entre Allah y su adorador.


La oración (Salat)

Para todo musulmán/a, la oración es el deber más importante de su vida religiosa, pues es mediante ella como da gracias a Allah por su existencia y por todo lo que posee.

Hay dos tipo de oración:

La oración privada: que se puede llevar a cabo en cualquier momento.

La oración pública: que tiene lugar cinco veces al día.
La primera se celebra al despuntar el día. Las otras cuatro oraciones tienen lugar a mediodía, a media tarde, tras la puesta de sol y a primera hora de la noche.
En cada una de estas horas el muecín sube al minarete para llamar a los creyentes a la oración diciendo:

Allah es el más grande
Atestiguo que no hay más Dios que Allah
Atestiguo que Muhammad es su Profeta
Veníd a rogar
Veníd a la salvación
Dios es el más grande
No hay más Dios que Allah

Previo al rezo, es preciso que las personas realicen un acto de purificación, de limpieza denominadas abluciones. Es a través de éstas que se purifica el cuerpo, al igual que la oración purifica el alma.
El impuesto alcoránico (Zakah)

Consistente en una donación obligatoria, representada por una parte de las ganancias anuales (antiguamente, una décima parte) y que se dirigirán a la caja de la comunidad musulmana. Este dinero se destinará a atender las necesidades de las personas más necesitadas.

El ayuno (Sawm)

El cuarto pilar islámico es el del ayuno durante el mes de Ramadán, correspondiente al noveno mes del calendario islámico.

La peregrinación (Hayy)

Tiene lugar en el mes del Dhul´ Hidja, dos meses después del Ramadán. Según la tradición, los musulmanes han de hacer, al menos una vez en la vida, el viaje santo hasta la ciudad donde Muhammad recibió las primeras revelaciones, La Meca. Allá se reúnen musulmanes de diferentes países, todos vestidos del mismo modo y realizando los mismos actos de devoción, como recordatorio que todos somos iguales ante Dios.

Una vez en La Meca, los peregrins visitan la Kaaba, un gran edificio en forma de cubo que, según la tradición, fue edificado por mandato mismo de Dios. Posteriormente se construyó La Meca alrededor para, a continuación, rodearla a su vez de tierra sagrada. La Kaaba está cubierta por una tela negra decorada con franjas doradas y con versículos del Corán bordados. En la esquina sudeste, junto a la puerta, se encuentra la Piedra Negra, que ha sido adorada por los creyentes desde mucho antes que Muhammad fundara el Islam. Tras visitar los lugares sagrados de La Meca, la peregrinación llega a su fin durante el décimo día, en el que se ofrece a Dios un animal en sacrificio, normalmente una cabra o un cordero.

EL HIYAB Y OCCICENTE


REDACCION Y FOTOGRAFÍA:
M. Laure Rodríguez Quiroga
Directora de Torre de Babel

Bismillah ir-Rahman ir-Rahim

"A las mujeres no se les permite cubrir la cara.


A Muhammad (Profeta) le preguntaron qué incluye la cara.


“Él señaló de su frente a su barba, y de mejilla a mejilla”


(Abu Dawood)



La situación de la mujer en los países del Islam es el flanco preferido para los ataques occidentales contra el mundo musulmán. Para Occidente la mujer musulmana, oculta bajo el “velo”, sufre con fatalismo una opresión sin límites de la que Occidente tiene que salvarla. Los países occidentales, a lo largo de los siglos, han venido transmitiendo una imagen negativa del Islam, configurando una visión preconcebida acerca de lo que es ser mujer musulmana, y trabajando sobre esa visión, al margen de que no responda a la realidad.

Así, desde las artes, la música y el discurso literario se ha venido presentando una imagen de la mujer musulmana producto del inconsciente sexual occidental. Bajo estas premisas, el artista Ingres pinta en 1862 “El baño turco”. Éste y otros muchos pintores plasmaron desde el punto de vista occidental imágenes de mujeres islámicas desnudas, excitantes, pero también pasivas y fáciles de someter… ¡todo un ideal de mujer soñada por los hombres occidentales!

También la gran pantalla ha venido representando a sí a la mujer musulmana, es decir, bailando la danza del vientre, ligera de ropa y feliz de servir a su marido. Así se presentan esas mujeres en los filmes de aventuras, tipo “Simbad el Marino” o “Las Mil y una noches”. Elvis Presley resumió esta visión estereotipada, en su película “Harem Sacrum” (1965) en la que cantó: “Me voy a ir donde brilla el sol del desierto, donde siempre hay diversión, me voy al lugar donde bailan las chicas del harén, donde hay romance y amor. En pocas palabras: ¡AL Oriente, chicos! Estarás como un jeque: rico, imponente, bailando chicas a tus órdenes. En cuanto oiga la llamada del paraíso, en una tienda me colaré. El amor como a mí me plazca haré: ¡al Oriente, a beber y a disfrutar! ¡Al Oriente, chicos!

Así pues, la mirada que lanza Occidente hacia la zona árabo-islámica resulta contradictoria. Si por una parte el Oriente es exotismo y sensualidad, por otra se presenta sumido en el atraso y el machismo.

En el fondo subyace el problema de que en Occidente –víctimas de una desinformación secular- ven al Islam como algo extraño a su propio devenir histórico, pese a que fue el Islam el que rescató para el mundo la cultura grecolatina y el que transmitió el espíritu humanista. Pero la escasa información que tenemos sobre el mundo árabo-musulmán, especialmente la información limpia de cualquier carga de subjetividad, encasilla a sus hombres y a sus mujeres en una forma de ser y comportarse generalizada.

En este sentido, los medios de comunicación también han contribuido de forma consciente a crear un estereotipo del género femenino y de las relaciones hombre-mujer en el Islam. Si se recopila la información que se transmite a través de la prensa y la televisión, tan sólo obtendremos mujeres quemadas por sus maridos en Pakistán, mujeres invisibles en Afganistán, poligamia, fundamentalismo y noticias en los colegios por ir las niñas con pañuelo.

Y precisamente, esta última manifestación, la del uso del “hiyab” o pañuelo está siendo utilizada, una vez más, como un ataque al Islam, tanto por parte de la clase política y los medios de comunicación, como también por parte de la sociedad, denotando un grave déficit de educación para el respeto y la convivencia.

En efecto, a pesar de la creciente diversidad cultural que se abre paso en el seno de la sociedad española, la pluralidad de voces, ideas y conceptos de vida no está siendo reconocido. Conceptos muy oídos en nuestra sociedad como multiculturalidad, plurietnicidad, interculturalidad…, de momento son sólo palabras, suponen más un propósito que una realidad, estos conceptos se manejan, desde la miope óptica de lo políticamente correcto, pero no se interiorizan conscientemente.

Por eso, se nos llena la boca de palabras como tolerancia e interculturalidad, pero cuando una mujer musulmana en occidente decide ponerse el pañuelo, se torna patente el rechazo social a la persona diferente y afloran los prejuicios siempre latentes.

Así, sin ni siquiera plantear cuál es la voluntad de las mujeres musulmanas con respecto al “hiyab”, se han disparado numerosas campañas que sólo contribuyen a agravar aun más la imagen de la mujer en el Islam, ayudando a perpetuar su situación de invisibilidad. Se mezclan conceptos interpretando bajo un mismo parámetro al “hiyab”, al “chaddor” y al “burka”, y se lanzan consignas como “levantar el velo” de las mujeres musulmanas, con toda su desafortunada carga de violación de la intimidad, de falta de respeto y de prepotencia.

El contenido y significado del uso del Hiyab (velo/amuleto-protección) dista por completo de la imposición del Burka (traje típico de algunas zonas de Afganistán previo al contacto con el Islam) cuyo objetivo es anular física, espiritual e intelectualmente a la mujer.

Además, el intentar generalizar diciendo que las preocupaciones y situación de la mujer marroquí es la misma que las de la mujer de Arabia Saudita o las de las musulmanas brasileñas, sería cometer el mismo error que comparar a la mujer alemana con la finlandesa o la portuguesa.

Los motivos por los cuales una mujer se pone el “hiyab”, ya sean intelectuales, religiosos o nacionalistas, e incluso las diferencias estéticas en el modo de llevarlo nos descubren mujeres muy diversas entre sí. La misma práctica cultural se reviste de una simbología distinta según la mujer que lo lleva.

No obstante, podríamos diferenciar dos tipos de “hiyab”, sociológicamente hablando: el político y el social.

“HIYAB” POLÍTICO

Lo que varias autoras musulmanas han dado en llamar el “velo político” se caracteriza por la imposición de un modelo social determinado sobre la mujer. En estas situaciones e utilizado para silenciar a las mujeres, para institucionalizar su inferioridad como ingrediente intrínseco de su feminidad.

Esta obligatoriedad del “velo” se basa en una interpretación manipuladora de los textos sagrados y de la Shari’a. Por ello, tanto la imposición de la indumentaria, como su prohibición (caso de Turquía y algunos países occidentales) están expresando de igual forma la intolerancia y la prepotencia de ciertos grupos que no respetan la voluntad de las mujeres. Estas actitudes hacen sufrir a muchas mujeres, tanto a las que obligan a llevar el pañuelo, como a las que discriminan por llevarlo libremente.

Este tipo de actitudes no deben gozar de un cierto relativismo cultural, sino que deben ser objeto de condena y denuncia, pero siempre teniendo en cuenta que la mujer musulmana tiene su propia voz y que nadie tiene por qué hablar por ella.

La tarea de esas mujeres es difícil ya que sus sociedades no están acostumbradas a revisar de forma crítica los valores heredados ni a reflexionar sobre ellos, y, en especial, sobre aquéllos que tienen que ver con la mujer. Pero las mujeres musulmanas vienen realizando un certero diagnóstico de la situación en los países islámicos, y a este respecto resulta esclarecedor el siguiente texto de la musulmana española Khadija Candela, de la Comunidad An-Nisa, que dice: “…tanto los principios coránicos que sancionan la igualdad de derechos, como los textos constitucionales de las naciones islámicas, son ignorados o interpretados a favor de una política sexista y teñida de misoginia […] por los grupos de integristas islámicos modernos. Teólogos musulmanes fundamentalistas, han incorporado a la tradición sus propios sentimientos misóginos, dando lugar a lo que escritoras como Fátima Mernissi denominan ‘Misoginia Islámica’ […]

Y la tradición al menaje igualitario del Profeta […], se realiza en uno de los ámbitos que él más amaba: las mujeres. Por eso, como mujer musulmana vivo como una doble traición las interpretaciones misóginas del Corán […]”

El hecho de que se obligue a las mujeres a regresar al “hiyab”, expresa la crisis en la identidad masculina ante una mujer capaz de lograr los mismos resultados y compartir el espacio de los hombres.

PAÑUELO SOCIAL

Sin embargo, existen otros contextos para cubrirse el pelo: el de la costumbre social y cultural y el de la libre decisión de la mujer para llevarlo (por razones personales, espirituales, etc.), pero en Occidente toda mujer que se cubre (al margen de sus motivaciones) es presentada como una víctima de la violencia “islamista”.

Bajo estos preconceptos occidentales, ¿cómo se puede explicar el hecho de que aquellas jóvenes musulmanas mejor formadas en la racionalidad científica, sean actualmente las más activas militantes para un retorno al uso del “hiyab”, así como al espíritu y valores de la época del Profeta?

En este proceso, en sus países de origen y en Occidente, estas chicas salen a la calle llevando un pañuelo que no es exactamente el de sus madres, sino un gesto que señala su voluntad de respetar sus tradiciones y valores, en suma, sus señas de identidad cultural y religiosa.

Es conveniente remarcar que, en la emigración, la recuperación de su uso se viene produciendo incluso contra la voluntad de algunos padres, temerosos de no poder casar a su hija “integrista” con un profesional liberal.

Nadie debe dudar que el Islam reconoció los derechos de la mujer y es allí donde las mujeres musulmanas vuelven a mirar para reivindicar su cumplimiento en la época actual.

Por lo tanto, es exigible el respeto hacia las decisiones de estas mujeres, teniendo en cuenta, además, que el uso del “hiyab” está plenamente justificado desde la legalidad de nuestro país que recoge el derecho a la libertad religiosa y a la libre expresión de las creencias. Máxime cuando en nuestros centros educativos existen personas como monjas que llevan toca (velo) y hábito (chilaba), y se pueden ver objetos religiosos como crucifijos, kippas, medallas marianas, etc.

Este colectivo de mujeres que reafirman su identidad islámica pero que al mismo tiempo defiende valores progresistas, va en aumento, y tiene derecho a su reconocimiento y respeto.

No obstante, es conveniente denunciar los intereses que están por detrás de estar esporádicas ofensivas contra costumbres de otras culturas que conviven en Occidente. Estas imágenes eurocéntricas, este antiislamismo es útil para Europa no sólo para mostrar la diferencia cultural con el sur mediterráneo, sino para estigmatizar a las poblaciones provenientes de ese sur.

Existe, por tanto, un amplio montaje de una alimentada confusión sobre el Islam que sirve para defender políticas represivas y asimilacionistas en el Norte, con medidas discriminatorias contra estos colectivos, como las políticas de distribución escolar o de integración social donde el objetivo es negar o legar la identidad de estas personas al ámbito personal.

Y en esta premeditada ofensiva contra el Islam, el teme de la mujer es el más utilizado para fines inconfesables. La verdad es que a una gran mayoría de occidentales no les interesa para nada la mujer musulmana, ni les preocupa cuáles son sus problemas e inquietudes. A Occidente lo único que le preocupa es el corroborar el cumplimiento de sus ideas estereotipadas, ya que se considera el único estandarte de la libertad y de los derechos humanos.

En este contexto, la mujer musulmana es invisible para Occidente. Nuestras visiones se han centrado en el Harén, el “velo”, la poligamia, etc. Cuando se habla de la opresión de la mujer en el Islam y de sus injustas leyes, se hacen referencias a prácticas culturales que en demasiadas ocasiones no son propias del Islam, pero aun así se les acusa de ser responsables (imposición del ‘burka’, negación a la educación, mutilación genital…).

Resulta insostenible identificar al Islam como el causante de las desigualdades de género. El Islam, como cualquier sistema de valores, es lo que las personas quieren que sea en cada momento. Como dice la escritora egipcia Nawal al-Sa’dawi: “[…] las razones que explican la situación de discriminación de las mujeres en nuestras sociedades, y las pocas oportunidades que tienen para progresar, no están en el Islam, sino más bien en las fuerzas políticas y económicas, en el imperialismo extranjero que opera desde el exterior y en las clases reaccionarias que operan desde el interior. Estas dos fuerzas cooperan, estrechamente e intentan malinterpretar la religión, y utilizarla como instrumento de temor, opresión y explotación […]”

Por eso, porque no es cierto que Occidente sea un modelo único y válido para todas las culturas, es por lo que muchas mujeres, precisamente las más cultas y preparadas, están dando fuerza a los movimientos que luchan por una recuperación del Islam en su mensaje más progresista e igualitario.

Que las mujeres circulen o no sin el “hiyab” es secundario. Lo importante es el vertiginoso cambio que se está produciendo. Cada vez más mujeres con ‘hiyab’ y si él ocupan espacios públicos, dirigen empresas, ocupan cargos políticos, etc. Cada cultura tiene su ritmo y el proceso de cambio ya ha empezado. Escuchemos sus voces y compartamos ilusiones.

EL PAPEL DE LA RELIGION EN LA MUTILACION GENITAL FEMENINA. EL CASO DEL ISLAM



REDACCION Y FOTOGRAFÍA:
M. Laure Rodríguez Quiroga
Directora de Torre de Babel
www.torredebabel.org

Bismillah ir-Rahman ir-Rahim

Hoy, en las sociedades occidentales se encuentran presentes religiones, etnias y culturas diferentes. Esa diversidad debe ser una puerta abierta al mundo y su reconocimiento un deber del Estado y de la sociedad. La religión, sea cual fuera, debe contribuir a la dignificación del ser humano y a la humanización de sus relaciones con los demás.


Cuando ello no es así, el hecho religioso se puede transformar en algo irracional y repudiable. La fe, las costumbres y las tradiciones no lo justifican todo y mucho menos los atropellos a la dignidad y a la integridad física y mental de las personas.

La religión y la tradición pueden ser una forma de reconocimiento mutuo, un código compartido e identitario. En situaciones de sufrimiento, soledad y discriminación resultan un punto de apoyo fundamental.


El legítimo “derecho a la diferencia” no se puede ejercer violando los valores universales de los derechos humanos. La defensa irracional y extramada de las “identidades”, sean ellas religiosas, culturales o étnicas, tienen como consecuencia el refuerzo de los guetos, de la marginalización y del empobrecimiento del tejido social.

Cuando la práctica de actividades lesivas para el ser humano se revisten de lo “sagrado” la cuestión se vuelve cada vez más compleja y vidriosa. La influencia de los líderes religiosos que optan por esa vía es un verdadero contrapoder al Estado, llevando a que la ley sea subvertida en función de sus profundas creencias. Son los llamados “crímenes sagrados”.


En el caso de la MGF (Mutilación Genital Femenina), se ha venido utilizando el Islam y los excesos de algunas corrientes islámicas, como coartada para seguir cometiendo esas violaciones de los Derechos Humanos.


No obstante, es importante volver a denunciar las frecuentes y, a menudo, interesadas confusiones entre la MGF y el Islam. Dicha práctica no puede ampararse en la religión musulmana, pues el Corán nada dice de este asunto, aunque existen algunos “Hadith” (palabras y acciones atribuidas a Muhammad –SWS-) que se refieren a ella.


Un Hadith relatado por Umm ‘Atiyyah, dice: “Una mujer acostumbraba a practicar la circuncisión en Medina. El Profeta dijo: Cuando circuncides, no crtes severamente, y aque es mejor para una mujer y más deseable para un marido”. En las interpretaciones del Hadith se dice que solo es cortado el prepucio (bazr) del clítoris, no el propio clítoris como algunos, por ignorancia afirman.


Este Hadith puede referirse a una costumbre social preislámica, y no transmite que esto sea una obligación, ya que se trata solo de una respuesta a una pregunta. Además de eso, este Hadith, como otros parecidos, es considerado por los musulmanes como Da’if (Débil o de origen dudoso o poco fiable).


Subsiste el hecho de que de los 1.200 millones de musulmanes existentes en todo el mundo, apenas una quinta parte de ellos practica la MGF. Además, esta costumbre es también practicada por los cristianos coptos de Egipto, por los cristianos y judíos falasha de Etiopia, por los cristianos de Sudan y por varias tribus animistas. Se trata de una práctica milenar, seguida por sectores musulmanes, judios y cristianos.

El Islam en la actualidad, al menos una parte importante de él, condena la práctica de la MGF, y niega la relación directa entre esta práctica y la religión islámica.


Pero asimismo, es conveniente añadir que la ligación errónea que se establece entre Islam y la MGF deriva en mucho del hecho de que algunos líderes islámicos afirman proceder de los textos coránicos, y por lo tanto, no existe una posición homogénea sobre este tema.


A pesar de que este tipo de práctica mutiladora no es exclusiva de los musulmanes ni está generalizada entre ellos, y, a pesar de que los textos del Coran no la aprueban y está en contradicción con su mensaje de reconocimiento de la sexualidad, también existen interpretaciones islámicas que son utilizadas para justificar la práctica de la MGF.


Por ejemplo, las palabras del yerno de Muhammad (SWS) diciendo: “Allah Todo Poderoso creó el deseo sexual en diez partes; dio nueve partes a la mujer y una al hombre…” son una de las creencias que se esgrime para fundamentar la MGF. Ello en el sentido de que la práctica ayuda a las mujeres a refrenar sus impulsos sexuales, una de las obsesiones de las religiones patriarcales.
Como explicación a las dudas del papel del Islam en la MGF, se presenta a continuación, parte de la carta abierta que dirigió el Ulema Abdullah Al-Taher en el año 2004, al Jeque David Munir, Iman de la Mezquita de Lisboa:



"Pregunta de Abdullah Al-Taher:

Finalmente, ¿cuál es su posición frente a la MGF, que tanta polémica ha levantado después de la publicación en el ‘Jornal Público’ del excelente Dossier de Sofia Branco? ¿Se trata o no de una práctica africana tribal, ancestral, criminal no islámica?¿Se trata de una práctica condenable y merecedora del más vivo repudio por parte de todos los musulmanes? ¿Cómo piensa invertir y corregir, denunciar de forma efectiva la práctica de la MGF por algunos fieles suyos, frecuentadores de la Mezquita de Lisboa? ¿Cómo piensa invertir los daños causados a la imagen del Islam en la opinión pública portuguesa? ¿Cómo juzga, a trave´s de la Mezquita, la práctica de la MGF en sectores de la Comunidad Islámica de Guinea Bissau?


Respuesta de David Munir:

En relación a la primera cuestión, sobre mi posición acerca de las prácticas a la MGF, le debo decir que no existe ninguna referencia sobre el asunto en el Corán o en los Hadith.


Es una costumbre ascentral practicada por algunos grupos étnicos africanos que, son hoy ciudadanos de países islámicos, habiendo sido esa práctica continuada, dándole erróneamente un cariz religioso, a semejanza de la circuncisión masculina que, es de hecho, un precepto abrahámico, que fue adoptado por el islamismo.


A mi entender, como teólogo y como musulmán, esta práctica no se identifica con el Islam, ni tiene nada que ver con los principios islámicos, que son contrarios a cualquier tipo de Mutilación forzada del cuerpo humano, que, como creación divina, es sagrado.


En relación con determinadas afirmaciones hechas por cualquier ciudadano, sea o no miembro de la Comunidad, no legitiman la práctica”.

Así, existen diversas opiniones acerca de que el Islam debería unificar sus posturas respecto de la MGF, y hablar con una única voz denunciando esa atrocidad. Voces de respetados Ulemas (principalmente hombres teólogos islámicos) exigen urgentemente, trazar una línea divisoria entre verdaderos y falsas creencias islámicas.


Texto extraído de la Campaña contra la Mutilación Genital Femenina, promovida por el Excmo. Ayto. de Irun (Gipuzkoa)

LAS MUJERES DEL ISLAM

REDACCION Y FOTOGRAFÍA:

M. Laure Rodríguez Quiroga

Directora de Torre de Babel

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Bismillah ir-Rahman ir-Rahim



El Islam, surgido en la Peninsula Arábiga, supuso la implantación de nuevos enfoques con respecto a las relaciones de género y en especial al tratamiento desigual e inhumano que sufrían muchas mujeres: les dio derecho a una herencia, derecho al respeto, derecho a la personalidad jurídica, derecho a la libre elección de marido, derecho al divorcio, derecho a la sexualidad y a su disfrute, derecho a ser tratadas en igualdad ante un nacimiento, etc.


Así, por ejemplo era una práctica normalizada enterrar vivas a niñas recién nacidas, ya que se consideraba una deshonra para las familias.
El Islam vino a recoger y a proteger a las niñas de esta cruel práctica “La enterrada viva preguntará del crimen por el cual fue asesinada” (Corán 81:8-9). La situación de las mujeres en los países del Islam es el flanco preferido para los ataques occidentales contra el mundo musulmán.


Parece que la ropa femenina, se ha convertido en la insignia de la identidad islámica. Esa excesiva atención centrada en un trozo de tela, distrae a las personas (musulmanas o no) de asuntos más importantes como los deberes religiosos, entre los que se incluyen la educación; la usura o la justicia social.


Tomando referencia de fuentes históricas referentes al mundo islámico, se constata la presencia de numerosas mujeres que participaron activamente en el desarrollo de las sociedades musulmanas.


Las mujeres fueron, hasta hace tres siglos compañeras, con igualdad, de los hombres en todos los ámbitos de la vida diaria, tanto en el ámbito público como privado. Mujeres y hombres cobraban los mismos sueldos por ejercer las mismas funciones.


En definitiva, la mujer musulmana es un pilar para la sociedad, para el hogar y para la familia, al igual que el hombre.


“El hombre y la mujer se complementan mutuamente” (Coran 2: 187)
“Las mujeres tienen sobre los esposos idénticos derechos” (Coran 2: 228)
“Los creyentes, hombres o mujeres, que obren bien, entrarán en el Jardín y serán proveídos en él sin medida” (Coran 40: 40)


Para comprender qué ha provocado que el poder de las mujeres en el Islam haya sido robado por algunos hombres y sus maneras de interpretación de las Sagradas Escrituras, se hace necesario indagar en los factores que han influido para la pérdida de la justicia otorgada en igualdad de condiciones para mujeres y hombres.


Es preciso regresar a los orígenes para ver y estudiar cómo, en el pasado, las mujeres actuaban y se desarrollaban, para que, desde ahí –desde esas fuentes originarias- se rescate el mensaje liberador que el Islam transmitió, acomodándolo a los tiempos actualizados, permitiendo la plena libertad y desarrollo de las mujeres, y en definitiva de toda la sociedad.




ALGUNOS EJEMPLOS DE MUJERES QUE DESTACARON A LO LARGO DE LA HISTORIA


Khadiya bint Juwailed


Uno de los ricos mercaderes de la Meca era una mujer, Khadija bintu Juwailed, quien contrató los servicios de Muhammad (SWS) para que comerciase en su nombre. Khadija, quince años mayor que él le pidió en matrimonio.


Ella fue la única esposa hasta su muerte. A los 55 años, Muhammad (SWS) tras la revelación del Arcángel Yibril le contó lo acontecido, siendo la primera persona y la primera mujer en abrazar la fe islámica.




Aisha bint Abu Bakr as Siddiq


Aisha, fue la tercera mujer del Profeta (SWS). Destacó por su sabiduría acerca del din, encargándose de proclamar Fatwa (consejo legal). Fue ella, la responsable de proteger la única copia original del Corán que se salvó de ser quemada.


"Nunca vi a nadie más sabio que Aisha en el aprendizaje del Coran, asuntos hereditarios, legitimidad e ilegitimidad, poesía y literatura, historia árabe y genealogía” (Urwa Ubn az-Zubayr)


“En ella se reunían la mayor parte de las transmisiones y el fiqh (ciencia de la aplicación de la Sharia’a) más completo de entre aquellos que daban fatwa.. Acudían a ella personas, desde las tierras más recónditas por su conocimiento de la Sunna y de aquello que es obligatorio. Recitaba la poesía de los árabes con gran pureza. Era asombrosa en el tafsir (comentarios sobre el Corán), elocuencia y poseía un amplio saber de medicina” (Libro ‘La sombra de la nube’, de Abu ‘Abdullah al-Ghafiqi)




Rabi’a al-Adawiyya


Es la primera “mujer” que destacó en el Tasawwuf (ciencia que trata la dimensión espiritual en el Islam), sin olvidar que la experiencia espiritual abarca el alma de la persona, y como tal es un ser asexual.


Se enfatiza de ella su amor a Allah, más que el miedo al infierno o el deseo de entrar en el paraíso tras la muerte.


“Estuve toda una noche y todo un día hablando con Rabi’a sobre el Camino y la Verdad, y nunca se me pasó por la cabeza la idea de que yo era un hombre, ni a ella se le ocurrió que era una mujer; al final cuando la miré, me sentí conmovido espiritualmente y vi a Rabia verdaderamente sincera” (Al-Hassan al-Basri)




Ash-Shifa bint ‘Abdullah

Fue la primera mujer en ocupar un puesto en la admnistración pública, siendo nombrada waliah (funcionaria de la administración del mercado). Destacó por sus cualidades en diferentes tipos de medicina. Fue de las primeras personas en emigrar de La Meca a Medina, contando con el aprecio de Mensajero de Allah.



Bilqis, la Reina de Sabah


Es una de las referencias que en el Corán se hace hacia el papel político de una mujer, es decir, hacia la capacidad femenina para que actúe como gobernante.

“Dijo ella: ¡Consejo de nobles! Dadme un dictamen sobre mi caso, no tomaré ninguna decisión hasta que os pronunciéis. Dijeron: Nosotros tenemos fuerza y también un ejercito poderoso, pero tuya es la decisión, mira pues lo que vas a ordenar. Dijo: Cuando los reyes invaden una ciudad la devastan y humillan hasta a sus habitantes más poderesosos. Así es como actúan. Voy a enviarles un regalo y esperaré lo que traigan de vuelta los mensajeros” (Corán 27: 32-35)



Radiya bint Shams ad-Din Iltutmish


Gobernó en Delhi, ejerciendo una autoridad completa hasta el punto de dirigir al ejército en las batallas.


“[…]estaba dotada de todas las cualidades que se requieren del rey más capacitado. Sus acciones fueron examinadas estrictamente sin que se encontrara en ella ningún fallo, excepto que era una mujer. Durante el mandato de su padre, solía intervenir en los asuntos del gobierno, apoyada por su padre que veía en ella un gran talento para la política. En una ocasión la nombró regente durante su ausencia. Cuando los emires le preguntaron porque había nombrado a su hija en lugar de algunos de sus hijos, respondió que sus hijos se dedicaban al vino, a las mujeres, al juego y a la adulación; y por esas razones el gobierno era una carga demasiado pesada para ellos. Añadió, que Radiya, aunque era mujer, tenía cabeza y corazón de hombre y era mejor que veinte de sus hijos” (Firishita. S. XVI era cristiana)