LOS DIALOGOS INTERRELIGIOSOS


REDACCIÓN Y FOTOGRAFIA:


M. Laure Rodríguez Quiroga

Directora de Torre de Babel







Bismillah ir-Rahman ir-Rahim



Texto extraído de publicación Islam en Línea (http://www.islamenlinea.com/)



¿Para qué sirve un diálogo interreligioso?


Podrían caber múltiples respuestas, pero cada vez tengo más claro que las sociedades en las que vivimos, están presentes personas con creencias y prácticas bien distintas, no solamente en lo que se refiere musulmanes y cristianos.

Existe una gran diversidad de religiones en las sociedades occidentales presentes, en parte, por la aportación beneficiosa que suponen las migraciones. Creo firmemente en los diálogos entre las personas, llámense interreligiosos, llámense interculturales, de civilizaciones, interpersonales... la clave es la comunicación, conocerse mutuamente, saber qué se quiere y lo más importante, definir una sociedad diversa, en la que cada uno de los individuos que componen la ciudadanía sean capaces de encontrar su espacio en libertad.

En definitiva, un dialogo con la pluralidad de religiones, nos han de llevar a reconocer una diversidad religiosa, para aprender a convivir y a trabajar en muchos campos comunes. De esta forma, si se realiza correctamente, se facilitaría la erradicación de la discriminación, el fanatismo e incluso los conflictos entre personas de diferente religión que amenazan la paz.

El diálogo interreligioso, es una manera de acercamiento de personas creyentes, quienes tratan desde el convencimiento de sus propias creencias, de enriquecerse con los valores existentes en otras religiones, y de estimularse en una colaboración conjunta sobre temas que afectan a toda la humanidad.

No cabe duda que en Europa, y en especial en el Estado español, a pesar de la tendencia hacia el laicismo, existe un dominio supremo del cristinianismo y catolicismo, reflejo evidente de la mayor parte de las festividades tradiciones populares.

Absurdo es, evitar mencionar que no se se habla en pie de igualdad, porque hoy por hoy, la población musulmana, como las personas que profesan otras religiones estamos en minoría. Aun así, tampoco está de más reflejar que es cada vez menor el número de personas creyentes en la existencia de una Deidad y la vertiginosa pérdida de adeptos que está viviendo la Iglesia Católica en esta sociedad.

Ahora bien, cuando se habla de diálogos interreligiosos, debamos suponer que los principales promotores de estas iniciativas suelen ser personas o bien de la Iglesia Católica, o bien pertenecientes a alguna otra religión, quedando de esta manera los agnósticos y laicos fuera de estos discursos.

También, se debería de suponer que en consecuencia y dado que la premisa de un diálogo entre personas es hacerlo en pie de igualdad y respeto a todas las creencias y puntos de vista, en ocasiones, se observa que ésto no es así. Incluso para aquellas personas que promueven el diálogo como forma de entendimiento, portan consigo una serie de prejuicios y estereotipos sobre el Islam, que obviamente dificultan la consecución de la equivalencia.

En ocasiones, el diálogo promovido desde personas y entidades de ámbito local, se basan en los conflictos surgidos en los propios barrios entre personas inmigrantes (mayoritariamente magrebí) y autóctonos.

De esta manera, se les otorga a estos individuos inmigrados la potestad y el dominio intelectual de la religión, cuando en muchos casos no es así. Es decir, hasta hace bien poco, un importante porcentaje de las personas procedentes del Magreb se caracterizaban por el analfabetismo y/o el desconocimiento de su propia religión.

Esto podría provocar una desigualdad intelectual tal, que facilitaría la imposición de la ortodoxia de la ideología cristiano-europea, respaldada por la oficialidad del poder y de los medios de comunicación, provocando una asimilación o anulación de las voluntades de otras creencias religiosas y espirituales.

El materialismo y consumismo, presente en todos los países del mundo, son el mal mayor por el que las personas dejan escapar valores y principios básicos contenidos en las religiones. Básicamente desde el principio de la humanidad, las personas han creído firmemente en la existencia de Deidades a través de las cuales se construían las bases morales de la sociedad. A medida, que éstas han ido perdiendo la creencia en esa Deidad en los últimos cien años, se han ido sustituyendo por otra serie de valores alternativos. Esto no significa que las personas no creyentes carezcan de valores y principios, ya que existen grandes luchas sociales en contra del consumismo e insolidaridad social, promovidas por ellos/as.

De la misma forma, el hecho de ser creyente, no es sinónimo de aportar grandes dotes de justicia social y antimaterialismo. Pondré un ejemplo concreto, de mis experiencias vividas durante los meses de Ramadan en Marruecos, periodo tomado por muchas personas como una forma de vivir por encima de sus posibilidades, “tirando la casa por la ventana” a fin de no faltar nada sobre la mesa (esto rompería con el significado original del Ramadan).

Ya para concluir, mencionaré algunos de los puntos, que desde mi percepción deberían de tenerse en cuenta para un óptimo diálogo interreligioso.


  • Hacerse en pie de igualdad, siendo consciente de que no siempre es así. Tratar de huir del paternalismo y del victimismo, luchando por defender la igualdad de las personas en todas sus facetas.

  • Ser consciente del etnocentrismo de uno mismo, tratando de eliminar los prejuicios y no denigrando la cultura ajena para ensalzar la propia.

  • Conocimiento de la propia religión, identificando en ella los “préstamos” debidos a otras creencias.

  • Conocimiento de la “otra” religión, más allá de la superficialidad. Conocer los mecanismos mentales y espirituales “del otro”.

  • Dominio de la Comunicación Verbal/No Verbal de un lenguaje común, utilizado como vehículo de comunicación, teniendo en cuenta que si participan personas inmigradas pueden no dominar ese lenguaje, dificultando la comunicación fluida y pudiendo provocar mal entendidos.



Este diálogo, en base de igualdad, permitirá un enriquecimiento de las sociedades multiculturales actuales, erradicando, la discriminación, el fanatismo e incluso los conflictos entre personas de diferente religión que puedan amenazar la paz.